República

Un poco de historia sobre la república.

La palabra república proviene del latín Res publica, “la cosa pública”, o sea, la esfera de intereses públicos o del Estado. El término fue empleado por primera vez alrededor del año 500 a. C., al inicio justamente del gobierno republicano de la antigua Roma, que duró hasta el 27 a. C. cuando se transformó en una monarquía. En ese entonces, la república consistía en una forma parcial de democracia, en el que una aristocracia (los Patricios) ocupaba los asientos del senado romano, y entre ellos se elegía a dos cónsules o vicegobernantes mediante el voto de todos los ciudadanos libres de Roma. Sin embargo, lo que hoy se entiende por república difiere del uso antiguo, y generalmente se refiere al imperio de la ley y la separación de los poderes públicos. En ese sentido, la existencia de la república es contraria al acaparamiento del poder político por parte de una sola figura, como ocurre en las autocracias, o a la designación vitalicia de cargos públicos, como ocurre en las monarquías. Cuando hablamos de república, en la actualidad, nos referimos normalmente a un gobierno sostenido por sus instituciones democráticas, en el que la totalidad de los ciudadanos son iguales ante la ley. Esta idea de república surgió tras la Revolución Francesa de 1789, en la que se abolió la monarquía tradicional francesa. Aun así, existe cierto margen de ambigüedad en torno al uso del término, dependiendo del punto de vista considerado.

República.

El concepto de república comprende una teoría de la soberanía popular, según la cual todo el poder político proviene del pueblo y todo acto de gobierno debe someterse a leyes justas que procuren el bien común.  Las tiranías quedaron excluidas de esta definición, porque su objeto no es el bien común, sino el beneficio privado de un solo individuo. El término república también puede aplicarse a cualquier forma de gobierno en la que el jefe del Estado no sea un monarca hereditario. Abreviando mucho existen dos tipos de repúblicas: República federal, con una gestión asociativa para formar gobierno y una autonomía propia de cada uno en su gestión. Y republica centralista: todas las entidades que constituyen al Estado responde a una autoridad central. Luego una República es una forma de gobierno y organización del Estado, en la que el poder público es ejercido por representantes del pueblo, ceñido a un cuerpo de leyes fundamentales establecidas para todos (por ejemplo: una Constitución), y en el marco de una separación real de los poderes públicos: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Características de una república

En general, una república tiene las siguientes características fundamentales:

  • Participación política activa de los ciudadanos, o sea, el manejo público y abierto de los actos estatales, y la posibilidad de cualquier ciudadano apto para ello de formar parte activa del quehacer político.
  • Representación ciudadana igualitaria en las instituciones, esto es, que las instituciones del Estado sean conducidas por representantes del pueblo, y que ninguna tenga prioridad o prelación por encima de las demás, ni se someta a reglas fundamentales diferentes.
  • Libertad igualdad ante la ley para la ciudadanía, de modo que las esferas de lo público y lo privado estén separadas y posean sus respectivos marcos normativos, garantizando el libre ejercicio individual, cultural, económico, social y político.

Tipos de república

Como ya se ha señalado en párrafos anteriores existen diferentes formas de clasificar las repúblicas. Por ejemplo, según su respeto por los valores democráticos, podemos hablar de:

  • Repúblicas democráticas, cuando sus autoridades son electas mediante el voto directo o indirecto del pueblo, y se garantizan en general los derechos humanos
  • Repúblicas autoritarias, cuando el poder es ejercido de manera unilateral por alguna facción política, que acapara las instituciones y vulnera las formas democráticas. Pueden ser repúblicas unipartidistas, por ejemplo, en las que existe un único partido político posible: el que ejerce el poder.

Al mismo tiempo, podemos diferenciarlas de acuerdo a su constitución del poder ejecutivo en:

  • Repúblicas presidencialistas, cuando el poder ejecutivo está en manos de un presidente electo mediante votación popular.
  • Repúblicas parlamentarias, cuando el poder ejecutivo es controlado por un primer ministro electo a partir del poder legislativo, o sea, del parlamento, y sus funciones se someten a esta institución en gran medida.
  • Repúblicas semi presidencialistas, aquellas que intentan combinar los dos casos previos, eligiendo un presidente por votación popular, pero también un primer ministro con el que deberá compartir el poder. Se conoce como Estado bicéfalo.

Otra clasificación posible atiende a los criterios territoriales del Estado, y distingue entre:

  • Repúblicas unitarias, en las que el país entero es dirigido por un centro de poder político único, en su capital, con delegaciones o emisarios regionales designados desde el centro.
  • Repúblicas federativas (o confederadas), en las que el territorio total del país es la suma de los territorios de diferentes Estados más pequeños, que se asocian para gobernarse de manera común, a través del sistema de la federación o de la confederación, según sea el caso.

Y finalmente, según el rol de la religión, tenemos:

  • Repúblicas laicas, en las que la Iglesia y el cuerpo religioso carecen de poder político y se constituyen sólo referentes morales y tradicionales. El Estado no tiene religión oficial, y existe libertad de cultos.
  • Repúblicas confesionales, en las que el Estado ejerce una posición religiosa determinada, con una religión oficial que le brinda a la Iglesia o a un cuerpo religioso determinado una influencia política variable. En algunos casos, ésta puede ser meramente formal, pero en otras la separación de Iglesia y Estado puede perfectamente no existir, como en las teocracias.

Ejemplos de Repúblicas.

No es difícil hallar ejemplos contemporáneos de repúblicas: la mayoría de las naciones del mundo se rigen por este sistema. Así, por ejemplo, tenemos:

  • La República Francesa, de tipo semi presidencialista, una de las más antiguas de Europa.
  • La Federación Rusa, una república semi presidencialista formada por 85 “sujetos federales”.
  • La República Federal de Alemania, de tipo parlamentario y federativo. También puede mencionarse su antigua hermana comunista, la República Democrática Alemana, desaparecida desde 1990.
  • La República Islámica de Irán, de corte confesional, se basa en el islam chií, y se rige por un sistema presidencialista.
  • La República Federativa del Brasil, de corte presidencialista desde 1988, cuando retornó la democracia al país.
  • La República Árabe Saharaui Democrática, un Estado con reconocimiento limitado, unipartidista y de tipo semi presidencialista, se corresponde con la antigua provincia del Sahara español, gran parte del cual se halla controlado por Marruecos desde 1979.

República y democracia

En principio, no es lo mismo hablar de república que hablar de democracia, a pesar de que ambos términos sean hoy indiferenciables en la mayoría de los contextos. En general, la diferencia entre una cosa y la otra tiene que ver con que la república es un método de administración del Estado que puede ejercerse de manera no democrática, o sea, violentando principios fundamentales de la democracia como el libre ejercicio político, el respeto a los derechos humanos, o la separación de los poderes públicos. Por ejemplo, la mayoría de las repúblicas socialistas que hubo en el siglo XX estuvieron construidas de acuerdo al orden republicano soviético, o sea, a partir de la representación directa del pueblo trabajador en distintos comités a lo largo de una estructura burocrática. Pero estas repúblicas eran unipartidistas, o sea, no permitían ningún tipo de participación política al margen del partido oficial en el poder, por lo que todas las instituciones formaban parte del partido y eran controladas por una misma élite. De ese modo, se trataba de repúblicas, pero no de democracias. En conclusión, la democracia es un sistema de valores para el ejercicio del poder, que contempla la elección popular, el respeto por los derechos fundamentales y el imperio de la ley; mientras que la república es un sistema de gobierno que consiste en delegar el poder político a representantes del pueblo, de acuerdo a lo establecido en las leyes y conforme a la separación de los poderes públicos. (Fuentes: diversas)