Revista

La chispa republicana

No todos las personas somos iguales.

Cuando las personas anteponen sus codicia personal al bien colectivo.

Imágenes que dicen mucho de los que aparecen en ellas. Gente cínica y canalla que mientes más que hablan.

Pregunto: ¿Cómo es posible que estas personas sean referente de algo bueno para la ciudadanía?

 

 

La risa de los cínicos trileros.

El comunismo no es una utopía

El comunismo no es una utopía.

"Cuando cese de ser cierto que la mayor parte de las personas antepongan su conveniencia a los demás, y la de aquellos que están más estrechamente ligados con ellos, a la del resto, el comunismo será el único gobierno posible. No creyendo, por mi parte, en el egotismo universal no negaré que el comunismo no sea practicable desde ahora entre lo más selecto de la Sociedad, y que algún día no pueda serlo en toda ella. Pero como esta opinión no goza el favor de los defensores de las instituciones actuales quizá estos, al censurar la doctrina del predominio general del egoísmo, se hallen en el fondo perfectamente de acuerdo con ella... " 

 

John Stuart Mil (Del Gobierno Representativo)

El sistema electoral en España y la verdadera unidad de la Izquierda Transformadora

El sistema electoral en España y la verdadera unidad de la izquierda transformadora

a.- El Sistema electoral  en España.

En nuestro país, hemos adoptado un régimen electoral general para todo el Estado, regulado en la Ley Orgánica del Régimen Electoral General conocida como LOREG, aprobada en el año 1985 y, modificada en parte en el año 2011. Sobre la base del sistema D´Hondt. Donde el voto de todas las personas no vale lo mismo en todas las circunscripciones electorales, que como sabemos son 52 circunscripciones, una por cada provincia más  las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Por qué digo lo anterior, muy sencillo, por el reparto de número de escaños al Congreso de los Diputados. El Congreso se compone, en la actualidad, de 350 diputados que representan a las 52 circunscripciones o provincias aludidas anteriormente. Y cada una de ellas tiene asignado un número mínimo fijo de diputados de partida. Siendo así que, cada provincia o circunscripción tiene 2 escaños, con la excepción de Ceuta y Melilla que tiene 1 escaño. De tal manera que ya quedan asignados por Ley 102 escaños. Los otros 248 escaños se asignan de forma proporcional a la población de derecho. Para que nos entendamos: en la elecciones al Congreso de los Diputados del 2023, hubo un rango desde los 2 diputados en la provincia de Soria y hasta los 37 diputados en la provincia de Madrid. En España se utiliza la llamada Ley D´Hondt, un sistema de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D´Hondt, utilizado en muchos países de nuestro entorno. Según este sistema, en cada circunscripción electoral se excluye antes que nada todos las candidaturas presentadas a los comicios que no hayan superado el umbral del 3% de los votos válidos emitidos. Votos que, en la práctica, no valen para nada. ¿Qué pasa con el resto de las candidaturas que han superado el 3%?  Sencillo que se ordena de mayor a menor en una columna según el número de votos obtenidos. Y se dividen cada candidatura entre: 1, 2, 3, 4…, según el número de escaños correspondientes a cada circunscripción, adjudicándose los escaños a las candidaturas que obtenga, los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente.

Expondré un ejemplo para su mayor compresión.

Imaginemos una circunscripción   donde se eligen 4 diputados y, a la que se han presentado 3 partidos (A, B y C), con los siguientes votos: A 90 000, B 70 000 y C 30 000.

Los votos serían, el resultado de dividir esa cifra en 1, 2, 3 y 4, el número de escaños correspondientes a esa circunscripción:

Formación A: 90. 000, 45 000, 30. 000, 22.500
Formación B: 70. 000, 35. 000, 23. 333, 17 500
Formación C: 30. 000, 15. 000, 10.000, 7. 500

El reparto de escaños se asignan por orden, según los cocientes de mayor a menor, así que el primer diputado lo consigue el partido A (90.000 votos válidos), el segundo es para el B (70.000 votos válidos), el tercero es de nuevo para el A (45.000 votos válidos), el cuarto del B (35.000 votos válidos). Mientras, el partido C se ha quedado fuera.

Conclusión.

¿A quién beneficia este sistema electoral y por qué?

Beneficia a los partidos grandes, y perjudica a los pequeños. Aunque la Constitución habla de "representación proporcional", en realidad es de lo más desproporcionado: ni se ajustan los escaños a los votos, ni se defiende el orden que los votantes otorgan a los partidos, ocurriendo en ocasiones que una formación con menos votos logra obtener más escaños. Muchos no lo consideran un sistema proporcional, sino mayoritario, un sistema que no busca la proporcionalidad sino favorecer la gobernabilidad de los partidos más poderosos.

En las circunscripciones en los que se eligen muchos escaños, como pasa en Madrid o Barcelona, el resultado es más proporcional. En las circunscripciones en las que se eligen 3, 4 o 5 escaños, no es así. En España lo que tenemos no es un sistema electoral, sino 52, uno por cada provincia, ya que, en cada una de ellas, se eligen de 1 a 5 diputados. La ciencia política suele estimar que estos últimos tienen efectos "mayoritarios”. Además, el hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados (uno en el caso de Ceuta y Melilla) hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad. Pero tampoco es tan malo, quiero decir, está bien que las circunscripciones menos pobladas estén representadas, si no, quedaría todo definido en la voluntad de las dos provincias con mayor población, Madrid y Barcelona.

Volvamos a la provincia de nuestro ejemplo anterior con sus 4 escaños en juego.

Nuestro sistema distorsiona además la voluntad de voto de los ciudadanos, que prefieren votar una cosa, pero votan otra (voto útil) para evitar que el partido que menos les gusta saque más escaños. Así, de este modo, un ciudadano quiero votar a C, pero es difícil que gane un escaño. Como A me horroriza y tolero más o menos a B, en lugar de votar al C de mi corazón, elijo la papeleta B, aunque con ello esté sacrificando a la formación que prefiero. Eso no es sino una distorsión, no he votado lo que he querido, sino lo que me parece menos malo, porque el sistema castiga a las formaciones más pequeñas y las priva de representatividad. En un sistema totalmente proporcional, votaría al partido que quiero, el C, porque hay más posibilidad de que esté representado. O sea, que, en un sistema proporcional, hay menos probabilidades de que el ciudadano se sienta tentado a recurrir al "voto útil".

Yo le llamaría pragmatismo.

¿Qué ley electoral hay en otros países?

Hay varios sistemas electorales que podemos señalar: el primero el de Mayoría Relativa utilizado sobre todo en países angloparlantes, como Reino Unido, Canadá, Irlanda, Nueva Zelanda y Estados Unidos, pero también en Belice, y en países asiáticos y africanos. En este sistema el candidato ganador es simplemente la persona que obtiene más votos, sin necesidad de llegar a la mayoría absoluta. Esto implicaría que un candidato podría ganar unas elecciones con solo un voto, siempre que los otros partidos no hubiesen obtenido ninguno. Los escaños son proporcionales al número de votos. Por eso es tan probable que se formen dos grandes partidos, y que los ciudadanos acaben apoyando únicamente al candidato de uno u otro partido. En este sistema no suelen tener cabida las formaciones minoritarias, y lo peor, puede gobernar un candidato con muy pocos votos de diferencia con el siguiente.

Otro importante sistema electoral es: Sistema de Doble Ronda, en el que se llevan a cabo dos votaciones, con una o dos semanas de diferencia. Se utiliza en Francia y en aquellos países que fueron sus colonias, como Togo, Mali y en otros lugares como Liberia o Rumanía. Este sistema permite a los votantes tener más de una oportunidad para elegir a sus representantes o cambiar de opinión en la segunda vuelta, una vez que se conocen cuáles van a ser los partidos con suficiente representación. Como contrapartida, no todos los candidatos están presentes en la segunda ronda, por lo que se corre un alto riesgo de abstención, que a su vez se traduce en poca legitimidad y poca representatividad. Además, es más caro, algo muy importante en los países con pocos recursos.

Otro sería el de: La Segunda Vuelta Instantánea, también conocida como: sistema de Voto Preferencial o Voto Alternativo, es un sistema electoral que sirve para elegir a un único ganador por mayoría absoluta de entre más de dos posibles candidatos. Se trata de un sistema de votación preferencial, en el cual el votante debe indicar con un '1' cuál es su candidato favorito, con un '2' el segundo candidato que prefiere y así sucesivamente. Se utiliza en Australia, República Dominicana y Papúa Nueva Guinea, y también para elegir alcalde en Londres, en Wellington y en muchas ciudades de Estados Unidos como San Francisco, Oakland y Portland.

¿Qué partidos quieren cambiar la ley electoral?

En España las formaciones que quieren cambiar esta ley son los partidos de reciente formación como ha sido Ciudadanos, Vox y Podemos, o los muy minoritarios.

Los que no, pues los que están o han estado recientemente en el poder, como son: el PP o PSOE, que solo contemplan mínimos cambios a la forma de llevar a cabo los comicios. En resumidas cuentas, quieren la reforma electoral las formaciones a las que la ley D’Hondt perjudica, y que se mantenga el sistema actual, aquellos partidos a los que favorece la ley. Eso da qué pensar, le hace a uno cuestionarse si de verdad nuestros políticos lo que desean es el bien común de todos los ciudadanos o solamente el suyo personal, o peor aún, el bien de su partido, el ganar a toda costa, el satisfacer su ansia de poder. El querer cambiar la ley no solo se da en España, sino que la misma cuestión surge en todos los países demócratas del mundo.

¿Por qué otra ley más justa se podría cambiar?


No existe un sistema perfecto para mejorar nuestro sistema electoral. Habría que ir hacia un modelo más similar al francés, de doble ronda, que me parece el menos distorsionado, aunque ya hemos visto, y Francia a menudo nos lo ha mostrado, el alto grado de abstención que se da en este sistema. Ahora bien, no nos engañamos si pensamos que una reforma de la ley electoral cambiaría sustancialmente aspectos políticos de nuestra vida diaria. Las reformas que más se necesitan son las relativas a la distribución territorial, a la democracia interna de los partidos y, a la información que maneja el electorado debido a los medios de comunicación que son capaces de distorsionar seriamente el pensamiento colectivo. Y eso no se consigue solo cambiando el sistema electoral.

La verdadera unidad de la Izquierda Transformadora

Analizado lo anteriormente expuesto, es evidente que el Sistema Electoral Español, como se ha podido ver en la anterior exposición, penaliza gravemente y de manera injusta a los partidos y formaciones políticas minoritarias de ámbito nacional, del mismo modo que penaliza el comportamiento político de los votantes en los procesos electorales autonómicos, sobre todo en las Comunidades Históricas, con el llamado voto del apego al terruño. Véase el caso más palpable de “Teruel Existe”. De la misma manera que penaliza la baja participación a los partidos minoritarios nacionales.  Estos son hechos y, datos incontestables.

Dicho lo anterior, también es incontestable que, la división endémica de la Izquierda Transformadora o Revolucionaria Nacional, es un mal histórico de solución compleja. Y, es aquí donde deberíamos reflexionar de cara a un futuro inmediato; de lo contrario todos sin excepción nos iremos a la mierda.

El problema de la Izquierda Transformadora, bajo mi opinión que llevo en política más de  50 años, es que siempre hemos intentado reconstruir la Unidad de la Izquierda  empezando por el tejado. Creo estar en lo cierto si afirmo que, para reconstruir la deseada Unidad Permanente de la Izquierda Transformadora o Revolucionaria, es necesario en primer lugar: UN PROGRAMA DE MÍNIMOS. Y que este sea debatido en procesos de participación  lo más amplios posibles aceptado por una gran mayoría.

Que bajo mi opinión deberá contemplar al menos los siguientes puntos básicos: LA DEFENSA DE LO PÚBLICO como eje central del programa, el pleno empleo estable y bien remunerado, la igualdad plena entre mujeres y hombres,  la defensa del medio ambiente y la lucha sin cuartel contra el cambio climático, la defensa de la paz mundial, la neutralidad y la solidaridad de los pueblos, la seguridad ciudadana, la democratización urgente de la justicia y, el acuerdo firme de abrir un proceso constituyente para elegir por medio del sufragio universal al futuro jefe del Estado o presidente de la república española.

Y, por último, como segundo eje central de esa Unidad, Leal, Fraternal y Permanente: dar paso a líderes políticos elegidos democráticamente de intachable conducta que no hayan estado involucrados en casos de corrupción, divisiones internas o traiciones.

Salvo mejor opinión.

Pepe Ruiz.