Revista

La chispa republicana

La Puerta del infierno. Enigma y misterio

La Puerta del infierno. Enigma y misterio

Enigma y misterio sobre la puerta del Infierno.

 

“Hace dos mil años, en un pequeño templo grecorromano situado en la actual Turquía, impresionó y cautivó a sus residentes. Existía una cueva envuelta en una espesa neblina de donde surgía una fuerza extraña que actuaba de manera oscura sobre todos aquellos animales que penetraban en ella, ya que todos morían en su interior. Aquella fuerza extraña fue aprovechada por un grupo de sacerdotes que se percataron de ello y utilizaron en su favor aquel misterio. Empezaron a utilizar la gruta como lugar de sacrificios de animales al dios Plutón[1]. Estos sacerdotes castrados que, vivían a cuerpo de rey a costa de la ignorancia y los diezmos que le daba el pueblo, entraban en la gruta con un animal, y éste moría; mientras que los sacerdotes castrados salían de la cueva indemnes. ¿Era la voluntad sedienta de sangre del dios Plutón o del poder sobrenatural de los sacerdotes? Pasado el tiempo…mucho tiempo después como suele ocurrir se supo el origen del misterio de la gruta.  La ciencia demostró el enigma real de la cueva, que era mucho más terrenal. Pues era debido a las emanaciones de dióxido de carbono. Nocivo para animales y personas. Un equipo de científicos encabezados por el biólogo Hardy Pfanz, utilizando un analizador de gases portátil, pudo demostrar el origen de lo que sucedía en interior de la gruta. En la cueva descubrieron que, en una parte de la gruta, había una fisura por la que emanaba dióxido de carbono volcánico. Cuanto más bajo se estaba del suelo de la cueva, mayor era la cantidad de gas nocivo que había. Como todo el mundo sabe ahora, el dióxido de carbono es un gas más pesado que el oxígeno, razón por la cual las fugas de CO2, en cualquier zona baja de cualquier habitáculo sean mortales. Y los animales, con las narices casi a ras del suelo respiran mucho más gas que los humanos que caminan erguido junto a ellos; lo que explicaba de manera palmaria, porqué los sacerdotes salían con vida de la cueva mientras los animales morían en su interior.  Aquella gruta durante muchos años fue utilizada para sacrificar animales al dios Plutón. Aquellos sacerdotes y, los que le sucedieron, sostuvieron durante siglos que la cueva conducía al inframundo. Término que hace referencia a los lugares a donde van a parar las almas de los muertos”

Aclaración:

Como se puede apreciar, el misterio-leyenda relatado y otros muchos, fueron aprovechados en su propio beneficio, por esa “casta de hombres elegidos por los dioses” que vivieron y siguen viviendo a cuerpo de rey sin dar un palo al agua debido a la ignorancia del resto de los mortales. De estas falsas creencias o misterios nacieron a lo largo de la historia las “religiones y sus ministros vividores”. Ignorancia y miedo a lo desconocido que también supieron introducir estos trileros en la conciencia individual y colectiva de la mayoría de los mortales. Y, de esta manera nació el diezmo. Para que nos entendamos, la palabra diezmo procede del latín “decimus” está vinculada a la décima parte de algo. El concepto se utiliza para nombrar al derecho del diez por cientos que se debía pagar a un rey, gobernador o institución vinculada con la religión.  Quienes debían realizan el pago entregaban la décima parte de sus ganancias o ingresos a estos señores o bien representantes de los dioses, práctica común de muchos pueblos de la antigüedad. De hecho, el significado de “diezmo” en la biblia, es aún más rocambolesco, es la décima parte de todos los frutos adquiridos que se deben de entregar a Dios (¿…?) como reconocimiento de su dominio supremo.  Como podemos ver, los que escribieron la biblia no eran tontos. Ya que, en Levítico 27, 30-33[2], dice:

  • El diezmo se ofrece a Dios, pero se transfiere a sus ministros.

 

[1] Plutón es el dios del inframundo en la mitología romana. Su equivalente en la mitología griega es Hades, aunque Plutón es más benigno. En cuanto a la etimología del nombre se le confunde con el de Pluto, el dios griego de las riquezas.

[2] Levítico 27, 30-33. Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados.